martes, 30 de octubre de 2012

Ceremonia Solitaria en Compañía de tu Cuerpo

Penetro tu cuerpo tu cuerpo
De carne penetro me hundo
Entre tu lengua y tu mirada pura
Primero con mis ojos
Con mi corazón con mis labios
Luego con mi soledad
Con mis huesos con mi glande
Entro y salgo de tu cuerpo
Como si fuera un espejo
Atravieso pelos y quejidos
No sé cuál es tu piel y cuál la mía
Cuál mi esqueleto y cuál el tuyo
Tu sangre brilla en mis arterias
Semejante a un lucero
Mis brazos y tus brazos son los brazos
De una estrella que se multiplica
Y que nos llena de ternura
Somos un animal que se enamora
Mitad ceniza mitad latido
Un puñado de tierra que respira
De incandescentes materias
Que jadean y que gozan
Y que jamás reposan

Jorge Eduardo Eielson

De "Ceremonia solitaria"  Roma, 1964

domingo, 28 de octubre de 2012

Inexistente

¿Y si nunca descubrimos que no tenemos rumbo? Que la vida no existe y que nunca nos vimos más allá del sexo. Lo se, no sabemos, ni de seres ni placeres, pues no hay aire en el lugar en el que decidimos respirar, porque solo sabemos de asfixia y de temblores hechos de piel... Sin sentido ni dirección, una vez más.

No existimos hoy, no seremos mañana, pero sentimos para siempre. Persistimos en la violencia de nuestros silencios, el la serenidad de nuestros gritos ocultos entre esa bruma densa que se forma al juntar nuestro aliento, ese sabor a muerte que estremece con cada latido de nuestras miradas... Cada vez más cerca, cada vez más fuerte, cada vez mas muerte.

Existes... Existo... Pero ambos sabemos que mentimos, que nos unimos en ese vaivén desenfrenado de estruendos aunque sepamos que nunca diremos la verdad... Pero nos mezclamos sin decirnos más que nuestra muda sapiencia, entre vueltas de nuestra tan desgarrada piel.

Déjame, nunca estuvimos aquí...