domingo, 22 de diciembre de 2013

La Pablabra Ciega

Las palabras hoy se escriben con los ojos cerrados. Si la vida existiese, sería una parte de mí que sabría que nunca debió estar ahí. No se, no entiendo si existo o no. No veo ese instante en el que respirar tenga algún sentido. Y si esta noche la prosa es obvia, es porque ya no existen metáforas, porque las palabras hoy se escriben con los ojos cerrados.

¿Y si la complicación decide frustrar mi lenguaje? Quizá la luna pretenda ocultar mis miedos y entregar a cambio aquellos silencios que siempre he sabido blandir frente a las miradas.

Ya no existes y he decidido seguir aquel rumbo. No hay contradicciones, solo verdades a medias y labios que hoy deciden cerrarse para siempre.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Eternamente

Y te siento entre mi labios, recorriendo cada espacio que deseaba estrecharte entre miradas eternas. Las manos que escriben sobre mi piel agrietada saben que el verso es corto y la prosa infinita como nuestras siluetas en la oscuridad.

El amor sabe dulce en esta tibieza que dictan nuestros cuerpos al danzar, ambos al compás de un gemido incesante que vuelve a marcar mi piel. La eternidad del presente que nos deja en la inmensidad de nuestro pasado. Las risas, el llanto, el dolor y la vida que hoy decidimos crear.

Es de noche y el futuro es implacable. Escribo, siento, recuerdo y deseo. Tú.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Amor... Sexo.

El amor sabe a presencias escritas en tinta sin color. La vida encuentra una forma de saber que el siguiente paso existe solo porque he de detenerme, porque no extiende su mano en mi dirección, sino hacia el paso que siempre me rehúso a dar.

El sexo sabe que no existe en vidas escritas, sino en noches que blanden al ser como aquella navaja que corta la tenue luz en mi habitación. El fuego encendido sobre las sombras empañado por los labios y aquel movimiento que las manos han de saber proferir.

El amor desea ser sexo solo cuando la piel es áspera y la saliva amarga. El sexo desea ser amor cuando las sombras dejan de existir y el cuerpo dicta versos en silencio, cuando el tiempo existe para que aquellos dejen de ser.

El amor existe porque el sexo desea ser... El sexo versa porque el amor me detiene a dejar de ser.

miércoles, 24 de abril de 2013

¿Recuerdas?

Recuerdas la primera vez que nos quedamos en la calle abrazándonos para aliviar el frío de la madrugada y vimos el amanecer mientras reíamos por nuestra gran hazaña adolescente? O cuando despertamos por primera vez juntos? O cuando lloramos hasta bañarnos en lágrimas al saber que el tiempo se nos acabaría?

Todo el tiempo presiona mi voz, la hace temblar y el recuerdo taciturno de nuestras noches a la luz de un faro frente a tu puerta me detiene en ti. Todos los recuerdos vuelven a ser independientes y hoy eligen obligarme a pensarte y respirar todo lo que alguna vez sentí.

Es tan inadecuada la escritura, las ideas, los puntos y las comas, toda esta maraña de pensamientos que no puedo controlar, pero controlan estas manos que no saben ya para qué están atadas a mí. Sigue siendo de noche y no puedo detenerlas. En un vacío, en la Rue de la Huchette, en mi cuarto de habitación, bajo tu luna de papel, en la oscuridad de nuestra cálida compañía o en nuestra actual ausencia, no tiene sentido encontrar un lugar si al final termino existiendo en todos los recuerdos en los que he decidido que existas.

Estas palabras pueden nunca terminar, porque la historia sabe a un final inacabable. No te asesino porque se que prefiero cortarme la vida antes. Buscando esa extraña forma de querer que sabe a tabaco y letras en otros labios. Y quiero volver a amarte, para no volver a dejar de hacerlo. Olvidar el tiempo y ser quienes quisimos pero no logramos ser. Morir en esa melancolía que supimos poetizar y al mismo tiempo maldecir hasta que nos quedamos sin voz y fuerzas para odiar.

No quiero acabar estas líneas, no quiero dejar de detenerme es este movimiento de idas y venidas entre este sueño y la realidad onírica. Pero termino por empezar a acabarme hasta fundirme con el pasado que sabe a presente.

Y termino abruptamente porque ya no se estremecerme con el adiós. Solo he aprendido a no dejarlo ir.

lunes, 11 de febrero de 2013

Deseo

A esta hora decido llorar sin descanso ni limitación. Empiezo a recordarte en la forma más puta, en la silueta más grotesca, en la frase más vulgar... Y decido volver a amarte, sin descanso ni limitación, porque ahora que ya no existes, puedo sentir lo que mis dedos decidan y decir lo que mis lágrimas empañen. Pero Charly decide acompasar mis latidos, luego estremecer tu imagen y terminar por derramar la sangre que alguna vez brotaron de mis manos... ¿Recuerdas? Tirado en el piso, con las manos ensangrentadas y la muerte seduciendo nuestras palabras. ¿Recuerdas? En el fin que decidió postergarse para poder matarnos una vez más.

¿Tienes idea de por qué escribo? De por qué hoy mis manos han decidido ser independientes de mi insípida vida para saborear algo que les negué hace tanto. Lo se, me inquieto en silencio, pero grito hacia donde no puedas escucharme. No importa, todo acabará pronto en esta inmensidad recortada y pegada sobre la pared, como collage en forma de nada.

Se me acaban las líneas, pero no las palabras, aunque decido terminarlas porque el deseo dicta detenerse. Porque seguir significa nunca terminar.