Me he dado cuenta (bueno, en realidad hace mucho) que he descuidado mucho lo que decía descubrir al mundo (o a los ojos más próximos). Y ahora hasta escribo con guantes verdes y apretados.
No dedico mucho a las formas más distorcionadas, pues aquellas han sabido ser mucho más que yo (comparando con la forma en la que me presento como prole) o hasta han logrado desecharme y hacerse tan independientes que ahora dicen y hacen sin lograr que las entienda siquiera. Esto suena a arrepentimiento, pero no lo es, es solo que de a pocos voy logrando cometidos dejados de lado por las circuntasncias que decidí tomar. Es todo parte del aprendizaje y de la suerte que uno escoge o simplemente encuentra.
Voy aprendiendo, a no flaquear ante los versos imponentes del verdugo, a no sentir el peso de la prosa más desgarradora, esa que logra describir el presente de una manera exajeradamente real, a no sentir las voces exitadas por el roce del aire cuando palabras logran brotar de ellas.
Sigo y sin detenerme, a encontrar en este espacio la real froma de mis formas... Buena Noche
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