sábado, 3 de enero de 2009

Memoria Inconcebida

Si en algún momento las historias pudieran volver a ser más que una mano erguida apuntando hacia el pasado. Al final supongo que cada linea que cae sobre el papel no es una realidad, sino una forma deseada o añorada por quien espera de espaldas a su propio paso.

Una vez cayeron bajo la cama un sinnúmero de hilos que me ataban a la siembra del pasado y luego cada atadura escribía su vida frente a mi piel, o, a veces, sobre ella. Así que se decide escapar o lidiar, huir o enfrentar, dicotomía o antagonismo (no sé pero me gusta como suena...), pues se deja perder o se cortan hasta que el viento se los lleve en pedazos.

"Aquella iba bañada en sangre, una gota disuelta en toda la noche. Miraba atrás, reía, lloraba, gritaba y luego caía nuevamente sobre su muerte verbal. No había más que dibujar con el humo las palabras, aunque la muerte nunca dejaba de ser estruendo y la noche de ser muerte. Caía nuevamente y volvía a respirar hasta levantarse y perderse frente a los pasos que nunca dejaron de ver u oír".

Ven? Ese es el sueño, la historia, el historiador y la fantasía que nunca deja de recordar, aunque quien recuerda no existe o quizá ni siquiera sepa del pasado que describe. Al rededor no se muestran, o si lo hacen no son más que sinrazón forzada a la cordura hecha de palabras, para no caer en el silencio, en el pánico, o en la ficción.

Nadie existió, ni vio, ni dijo, ni escuchó... Solo fue el sueño.

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