jueves, 1 de febrero de 2007

Los tiempos que se congelan cada vez que veo la verdad (Prosas Muertas...)

Hoy está enmarcada tras mi pared de barro que se escurre de mi boca y se clava en tus recuerdos a la luz de la noche... Las miserias me congelan hasta no poder callar, hasta no poder amordazar mi silencio al lado de sus palabras mal vertidas en un charco que ya no reconozco, el verdugo que se estrecha contra mis costillas y me las arranca sin más lágrimas, sin voz, sin el grito que profiere el viento cuando me asfixia y me empuja a no caer más.

Despierta al caer el alba de mi silla, apolillada por su pasividad melancólica en el encuentro de mis cuerpos y su silueta mal recortada de la obscuridad que emano. A veces a la luz, a veces a los ojos, a veces a las miradas, pero siempre deforme y sin sentidos arrastrándome a la nada que me cobija en su seno... Voy apuñalando los sentimientos que me estrujan y me desechan, los que me acercan al mundo, los que me vuelven la humanidad en tres dimensiones y luego me ultrajan para nunca despertar de sus realidades nauseabundas.

Soy el bastardo que se harta de vivir de la estirpe real, ebrio de su sangre y las filosofías que abundan tras su espejo quebrado. Soy la puta que amamanta al bastardo caída la noche, sobre mi regazo; la que lo atormenta con la culpa sin tiempos y sin direcciones... sin dimensiones... fuera de mi vacío, realidad sin gotas que se escurran por las zanjas en mis mejillas ahuecadas por mi sonrisa, la que blasfema a la vez que escupe mi hipocresía sobre sus voces vacías. Soy el asesino que en las noches de luz marchita se hunde para poder alcanzar las vidas que se escurren de sus manos, puñales de seda al albor de su inconsciencia y el misterio de no saberse jamás entre sombras que lo arropen y le curen las llagas que yacen frente a su todo sangrante de nada....

La nada... y luego solo desaparezco...

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